Siempre aparece la dualidad. Allí duerme, descansa debajo de mi cama, se refugia para escaparse de la decisión final. Ella silenciosa, se posa sin permiso dentro de mí, se va extendiendo, y se apodera de cada ápice de mi cuerpo. Una vez mas, me deja inmóvil, me coge los brazos y deteniéndome, me sigue saboteando el sentimiento, de estar en la línea entre el amor y la amistad.
Maga
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