domingo, 20 de noviembre de 2011

T-10 caducado

Un T-10, un ticket de ida y vuelta, que ha caducado. Cinco idas, para cinco vueltas, la última ha sido la definitiva. Nos hemos encontrado en cada estación de esa línea de metro larga, y consciente de eso, nos hemos bajado en la última, en esa última estación que nos ha hecho darnos cuenta, que este T-10 ha caducado.

Maga

Saltar al vacío

Sin detención, decidiste dar ese paso, un paso grande, volteabas y no mirabas a nadie que pudiera detenerte. Volvías a voltear hacia al frente, y contemplabas el profundo abismo, silencioso y oscuro; pero con miedo a saltar, subiste tu mirada, hacia el cielo, entre las nubes grises, cargadas de lágrimas por tu partida repentina, en medio de la nada, veías los ojos azules de ese gran caballero andante de armadura fuerte – Don Elpidio- que había marchado hace algún tiempo y que te llamaba, para cuidarte, fue en ese instante, cuando decidiste, saltar al vacío.

Me queda tu sonrisa, me queda tu niñez, me queda las largas tardes de juegos en esa casa encantada, me quedan tus palabras, tu voz, el color de tu corazón, tu olor, me queda la complicidad de tu recuerdo, han pasado tantos y tantos segundos, minutos, horas, días, meses y años, que sin hacerle caso al reloj de arena, sigues allí presente en mí.

A ti mi niña, que desafiaste al tiempo y a la vida para convertirte en la compañera del caballero andante.

Te amo María Carlota.

Maga

jueves, 17 de noviembre de 2011

Cartas

Imágenes que tropiezan, en cada carta nocturna enviada, silente, demente, de cortas líneas, que van acompañadas con imágenes de Béla Tarr, notas de Bach, pinturas de Rivera, poemas de Maga, se convierten en órganos divinos, cúando nos llega la correspondencia, que vamos recibiendo en ese intercambio virtual, sublime encuentro que nos acerca, nos aleja, nos divide, nos hace dual, inentendible, presente intangible, real o irreal, grande, divino, magnifico, eterno.
Maga

Un barba

Una barba que se desvanece ante la mirada descarada de mis ojos, se cae lentamente sobre mis manos, la arranco con fuerza, te busco y rebusco, te encuentro en cada pelo escondido de tu barba, en mi cajita de madera, y allí, reposa tu barba, a veces la veo, la reveo, la guardo, y resguardo; pero se va perdiendo.
Maga

¿Quién decide qué?

¿Quién decide qué el viento no siga hacia el sur?
¿Quién decide qué el tiempo pueda detenerse?
¿Quién decide qué, debo parar con está coincidencia?
¿Quién decide qué las rosas blancas, son símbolo del amor para toda la vida?
¿Quién decide qué tantos kilómetros nos aleja del pasado?
¿Quién decide qué este mar revuelto, nos agita los pensamientos?
¿Quién decide qué tanto extrañarte, es seguir echándote de menos?
¿Quién decide qué todo esto, se lo ha llevado el tiempo?
¿Quién decide qué la cobardía, nos está dejando?
Maga

lunes, 14 de noviembre de 2011

Lejanía perpetúa

Me encadena esa lejanía perpetua, que me seduce, como la soga al suicida, que me tienta como un delincuente sin medidas, que me ahoga en el encierro de cuatro paredes blancas y a lo lejos veo la luz de la distancia. Lejanía perpetua que me entierra en un hueco de fondo húmedo, qué como un cobarde desisto la lucha, que me hace temblar porque es de larga duración, me marea, me disipa, me acorrala, me perturba está lejanía perpetua, que me persigue como una sombra y no me deja avanzar, porque me sigo perdiendo en la lejanía perpetua.

Maga

Puedo

Puedo desapegarme de tu recuerdo, mientras estés lejos.
Puedo perder el juego, que inicio todo esto.
Puedo dejar de verte en las esquinas de la ciudad de Gaudí.
Puedo olvidarte, por un instante.
Puedo tocarte, durante mis viajes astrales.
Puedo parar, cuando me apartas de ti.
Puedo entender, que ya no estaremos juntos, nunca más.
Aunque, puedo oler tu recuerdo, para seguir soñando contigo.
Maga

Desenfocados

Buscando en el interior de esa cajita de madera, que ha navegado hasta el mediterráneo durante años en el interior de mis maletas, me he encontrado con esa imagen desenfocada de nosotros dos, en aquella playa perdida de esa tarde de agosto. Perdiste la mitad de tu vista, debajo del mar, y fue por eso que con velocidad llegaste a mí, porque con tu desenfoque no veías del todo la realidad. Esa realidad que desenfocada nos hacía acercarnos, nos hacía soñar y nos fue haciendo vivir lo mejor de ese mes. Un mes de momentos desenfocados.

Maga

Garabato



Duermo e imagino, tu cuerpo sobre el mío, me incomoda, se me hace pesado, es tu cuerpo en forma de garabato, que me molesta. Despierto bruscamente, mira hacia el exterior de la ventana y mi vista enfoca a la vecina, dibujando un garabato, mientras más mis ojos realizan el zoom en el interior de esa habitación oscura, logro ver un garabato de ti, de tu cuerpo. Al seguir escaneando la imagen lejana, me veo a mí, a una familia que viene de ti, y me digo esto si es un GARABATO.






Maga

viernes, 11 de noviembre de 2011

Abismo

Me pare en la punta del abismo, mis oídos estaban atentos del rugir de todas las salvajes fieras, que habitan dentro de ese mar verde. El horizonte se adueñaba de mi furioso grito que retumbo en el fondo rodeado de verdes árboles, donde el sol, hacia su trabajo. Y mi atisbo se paralizaba, mientras de lo más adentro de mi estómago, me liberaba y gritaba sin parar, frente a ese inmenso abismo.

Maga

jueves, 10 de noviembre de 2011

Alfombra, sin rastro

Alfombra, de piel cálida,
te posas a pie de mi cama.

Alfombra me miras,
te siento, cuando con tu cola
tropiezas mi piel.

Alfombra gris, peluda
te mueves, y yo distraída
coloco mis pies.

Alfombra, bonita
con tu ronroneo, despierto
tu sales corriendo, sin rastro.

A la gata Luna...

Maga

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Ruina

Todo se ha derrumbado sobre este suelo, que antes era fértil; y ahora ya no sirve de nada. Han caído poco a poco las columnas que luchaban por sostener, el amor, y no ha servido de nada, porque ya todo, está arruinado, se debe a la carencia y dejadez que hemos tenido, sé lo hemos dejado al olvido, y él ha hecho de tanta espera, la ruina máxima, para transfórmalo en miseria absoluta.
Maga

martes, 8 de noviembre de 2011

¿Cómo hablar?

¿Cómo hablar?, si eres un presente pretérito.
¿Cómo hablar?, si tenemos horarios distintos.
¿Cómo hablar? si el tiempo avanza.
¿Cómo hablar? si respiramos aires opuestos.
¿Cómo hablar? si ya casi no nos escuchamos.
¿Cómo hablar? si estamos desapareciéndonos.
¿Cómo hablar? si nuestros oídos están cansados.
¿Cómo hablar? si nos empeñamos en ir en sentido contario.
¿Cómo hablar? si no tenemos palabras y el vocabulario se ha extinguido.
¿Cómo hablar? si ya no nos queda nada que decir.

Maga

En esa ciudad

Camila llevaba una Yukata naranja, resaltaba entre todos los naranjas, que reposaban entre los árboles, que habitaban en el jardín de aquella ciudad de contraste y de historia profunda, el sol de verano bañaba sutilmente su rostro. Ella venía de Europa, era una sevillana de piel tostada, al contrario de él, Matías, quién venía de América, del país del tango, del buen vino y de Cortázar. Ambos, se habían conocido hace muchos años, donde la verde montaña era la vigilante de esa ciudad del valle, Caracas. Por el destino, coincidieron en Tokio, él iba de vacaciones y ella con su cámara quería registrar el transpirar de la tranquilidad de las tradiciones legendarias de Japón. Habían pasado 15 años, y repentinamente, Camila y Matías se encontraron en aquel jardín verde, donde los bonsái eran los testigos de ese encuentro oportuno. Ella lo vio de lejos y al instante lo reconoció, el por el contario se hechizo por su mirada y al acercarse, se dio cuenta que era ella, en esa ciudad a millones de kilómetros de distancia de su casa, de su antigua historia, de su despedida, de su abandono; pero allí en esa ciudad, rapazmente se reconocieron, sin darse cuenta de la cantidad de años, que les había pasado por delante de la vida.
Maga

domingo, 6 de noviembre de 2011

Mapa

Te regale el mapa de mi piel. Tu cómo un aventurero, con una mochila llena de amor, en su interior, recorriste cada ápice de mi cuerpo. Te quedaste reposando sobre mi vientre en las noches de luna llena y suave brisa; pero de prisa, pasaste por mi espalda, deslizándote hasta lo más bajo de ella, estacionándote, para abrazarme con toda tu fuerza. Sin darnos cuenta, este mapa se ha ido quedando sin destino seguro, ya hemos cogido un tren, un avión, un coche, una vespa y hasta una bici, para recorrer con mapa en mano, el olvido, y dejar de explorar ese territorio conocido, que es nuestros cuerpo compartido, donde ahora estamos perdidos.

Maga

Mar de por medio




Barcos que surcan ese mar inmenso, que es el Atlántico. Un Atlántico, joven, travieso, extenso, que está de por medio de todo, de nosotros dos, nos divide, en lo nuevo y lo viejo, nos hace mirarnos desde cada horizonte infinito, y como niño, nos da la esperanza que aún nos queda mucho por crecer. Un océano Atlántico, profundo, que esconde nuestros más bellos recuerdos, que navegan en esos veleros, que van de un continente a otro, que me traen una vez al mes tu recuerdo fresco, tu mirada viva, tu sonrisa a medias. Un atlántico que está de por medio, pero soporta todo este sentimiento, un sentimiento que se va hundiendo como las especies marinas en esa hondura donde no llega el sol, un Atlántico de olas furiosas, que me reclama este mar de por medio, que nos separa, que no nos deja vernos y ni tocarnos, solo imaginarnos, y viajar en las noches, a través de los sueños hasta tu piel dormida.

Maga

Palillos chinos

Años 80, nuestros dedos descubrían ese vaivén, que con nuestras manos dejábamos caer. De distintos colores, un verde, un rojo, un azul, un amarillo y el negro, ese negro especial, único e importante. Un negro que nos ponía a prueba, que nos guiaba a darle agilidad a nuestras manos. Nuestras manos, que se perdían en esos diversos colores y posiciones, cuando uno de los jugadores dejaban caer al azar ese puñado de picaros palillos, sobre la mesa de casa de la abuela. En silencio y concentrados, pasábamos las tardes de aquel domingo de vacaciones, todos allí, tratando de no mover los palillos. Recolectando la cantidad de palillos mayor, para ser el ganador, así pasábamos las tardes en aquella casa de Naguanagua. Tiempos después, con grandes amigos hicimos lo mismo en aquel bareto, a poca luz, con ese palillo negro que no veíamos, donde perdimos y ganamos, pero nos reímos, de nosotros mismo.

Maga

sábado, 5 de noviembre de 2011

Corazón Latente

Corazón caliente y ardiente, sigues latente. Inocente, eliges ocultarte entre los árboles de ese bosque turbio. Perdido te encuentras, cuando decides salir a luz y te disipas entre toda la arquitectura antigua, que reposa en esa ciudad ardiente. Duermes dentro de mí, tus latidos se aceleran, cuando mi delirio bajo las sábanas, no los puedo detener y por eso despiertas. Latente palpable, latente escondido, latente mil veces, corazón que es tuyo latente, se resguarda para que no lo pilles, corazón que es mío, recóndito, implícito, desobediente…Corazón latente.

Maga

jueves, 3 de noviembre de 2011

Me acerco, me alejo

Qué fácil es poder acercarme a ese que me aleja de ti, me aleja totalmente de tu cuerpo, de tu sonrisa, de tu ser e incluso de tu olor. Cuando estoy con ese otro, que me aleja de ti, logro no tenerte cerca, lo disfruto, me divido en dos, en tres, en cuatro partes desapegándome de ti. Aunque está el otro, ese otro que me acerca a ti, me acerca a tu cuerpo, sonrisa, historia, mente, me hace observar en sus pequeños ojos los tuyos, en sus palabras escuchar tu voz, y eso hace que me aleje de ese que hace que me acerque a ti.

Maga

Noviembre

Noviembre, mes de colores marrones, de hojas en las calles, de aceras mojadas, el otoño se desliza por nuestros rostros y caen en nuestras manos, las lágrimas son las cómplices de las tristezas silentes, las ausencias afloran, se convierten en compañía perpetua. Noviembre, que me das y me quitas, de brisa alegría, de sol temeroso, que te escondes y dejas de vigilar los sentimientos.

Maga