Y se canso, se harto, se desintegro
en el olor de mentiras de sus palabras. Las miradas se desgataron de tan poco
sabor, ya no queda nada, ella se canso. Se canso de tropezar con príncipes valientes,
que llevan espadas de madera, de enredarse con filósofos ardientes, de aquellos
que van con su discurso trascendental, de seres proyectados, de dispersos
apasionados, de inquietos amorosos, de falsos amantes de ensueño, de frívolos, de fantasmas, de eternos disfraces, de solitarios que proclaman su soledad y la declaran
cuando llega el verano, de ladrones de corazones, de profundos, de
intelectuales, de deportistas, de viscerales, de básicos y anarquistas, de los niñatos de 20, de los aventureros de 30, del existencialismos de los 40 y hasta de los ya vividos de 50. Y se canso; pero aún le encanta esa anatomía que la perturba y la lleva a su autodestrucción.
Maga
Maga