El último plano del día, atardecía, el sol iba de prisa a
esconderse tras los rascacielos gigantes que protegían a la ciudad hechicera de
esa tarde lluviosa de mayo. Allí bajo la estación antigua, la cámara estaba
lista para captar el contraluz de ese último instante del día. El último plano, que sin querer me acerco a
ti, a tu olor, a tu imagen, a tu sabor, a tu presencia ausente. ¿Cómo
explicarlo?, si lo vivido en ese último plano, está por encima de mi, de mi
fuerza, de mi razón, de mi conciencia, de mi ser, de mi alma. Mi corazón latía
cada vez que los personajes ficticios de mi historia se acercaban, la
complicidad de su mirada, me traían tu imagen bonita. Eso fue lo que me quedo
de aquel último plano una imagen a contraluz, que bañaba a esos dos seres
enamorados en la ficción.
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