Sobre el
tejado como dos gatos observábamos la luna, que se hacia más grande. Sobre el
tejado imaginábamos una vida juntos; pero no juntos, una vida a distancia que
se volvía colorida cuando cogíamos los colorines y en un folio en blanco dibujamos la casita
soñada. Sobre el tejado contábamos estrellas, y vimos pasar a la más fugaz, con
su cola larga que iluminaba esa noche sobre el tejado. Sobre el tejado nos íbamos
sincerando uno a uno, sin darnos cuentas también fuimos mintiendo y en su momento nos dimos la espalda, intentábamos voltearnos para seguir contemplando
la luna; pero la fuerza de nuestro cuerpo nos prohibía seguir en el tejado
juntos. Tiempo después, estamos cada uno en el tejado buscándonos entre las
estrellas.
Maga
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