Susurros y
suspiros, dados en aquella noche voraz en medio de la montaña. Tu voz se hacia
más baja, cuando tu boca se acercaba a mi cuello. Mi suspiro se aceleraba, al
ver tus ojos clavados en mi pecho. Sin percatarnos fuimos fungiendo tus
susurros y mis suspiros, cómplices de lo continuo abrí mis oídos a ese pequeño susurro en mi oreja. Atento a mi
mirada fuiste abriendo tus ojos a mis suspiros. Ese suspiro que te paralizo el
aliento e hizo que me miraras de otra manera, de una forma profunda, con cada
susurro tuyo mi corazón se abatía entre la razón y la emoción.
Maga
No hay comentarios:
Publicar un comentario