Una danza voraz, que va apoderándose del cuerpo. Energía
individual y compartida en un mismo espacio. De seres danzantes que bailan de
arriba abajo, sin vergüenza. Liberan el alma, la angustia y tristeza. La Música
del salón sube, y cada uno de ellos forma un círculo, ella en el medio de
todos, se va liberando y a un paso acorde; pero alocado, va marcando el ritmo,
todos la siguen. La fémina, se siente el centro de miradas de los caballeros
danzantes, guerreros apasionados que con sus manos, la van cogiendo hasta
alzarla y es allí donde ella, baja la
mirada y reconoce a su compañero de baile, eterno.
Maga
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