¿Cuántas veces nos hemos prometido rechazar la debilidad?, yo muchas, ya he perdido la cuenta, ya las sumas, multiplicaciones se han restado
y dividido, dejando como resultados cifras que pasan de seis dígitos. Y vuelvo
a tener esa debilidad, la debilidad por su olor, por sus besos, sus manos que
recorren mi existencia, y abren mi corazón. La debilidad de comprenderlo, que
no da cabida a la decepción. La debilidad de escuchar sus palabras bonitas, que
poquito a poco, se van colando en mi razón. La debilidad al leer esas líneas que
con tinta china, contribuyen a la debilidad.
Maga
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