Pendejos que están en las calles de la ciudad. Te tropiezas con ellos y equivocada te dejas engañar. Te hablan y hablan, seduciéndote en teorías filosóficas y profundas, miradas dirigidas a tus ojos, sonrisas y risas, sin percatarte que te están jugando una trampa. Con el tiempo te cansas, te hartas, te aburres, te agotas; pero te vuelves una catadora por excelencia de pendejos.
Maga
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