miércoles, 8 de febrero de 2012

15 de agosto

Aquel 15 de agosto, terminado en 9, de calor de verano, de sol imponente. Dos almas se unieron. Él la veía a ella fuera de foco, pero solo basto el tacto, el sabor, el olfato y el oído para fungir los cuerpos. Desenfocado, visor de ojos enormes, de piel muy blanca, de lunares que se confundían con los planetas de mi imaginación. Imágenes surreales que venían e iban en la mente de los amantes, un colchón a ras de suelo testigo del viaje astral de los cuerpos calientes, sudados, borrachos, drogados, de sexo único, animal, de formas en la sombra, que en demonios se transformaban. Hormonas que se aceleraban a mil por horas, se hablaban, se cantaban, se humedecían, danzaban a media luz. La luz de la luna plateada que aquel 15 de agosto de 2009, se colaba por la ventana, sin límites bañaban los cuerpos, cansados, desnudos y tumbados en aquel cuarto de hotel barato; pero rodeado de un mar azul, de olas grandes y de Caribe enorme.

Maga

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