jueves, 12 de febrero de 2015

Las huellas del silencio

El 12 de febrero del 2014, las nubes de Venezuela se despejaron para brindarnos una mañana con un sol radiante que era la guía para todos los estudiantes y venezolanos que decidimos salir con nuestros pies descalzos ha dejar la huella tricolor de nuestra bandera en las calles de Venezuela. Teñidos de amarillo, azul y rojo, con nuestros ideales de lucha sobre los hombros, cargamos la alegría y el furor por cada ápice de nuestro ser. Nos dominaba el espíritu de creer que con nuestra voz alzada y el rechazo al miedo podíamos exigir a el Gobierno Bolivariano, un mejor país donde no nos aplastáramos unos con otros. Pasadas las horas de esperanza, el sol se oculto y del cielo las nubes empezaron a llover sangre. Los uniformados, con sus mascara de villanos macabros, sin piedad cerraron el paso a los estudiantes, los valientes que hoy y siempre serán recordados por su euforia de querer construir un país donde todos los venezolanos tengamos cabida, oportunidades, donde nos miremos a los ojos y nos reconozcamos, donde no se le niegue la mano tendida al otro, donde seamos capaces de tolerarnos, respetarnos, considerarnos y sentir compasión de cada uno de nosotros.

Los macabros vestidos de robot, sacaron sus armas para  llevarse por delante cualquiera que estuviese en contra del régimen despiadado de Maduro y su equipo, lo que no creíamos era que cuando esa mañana del 12F salimos con los pies descalzos es que las huellas de los venezolanos que participaron en esa gran marcha fuésemos a dejar las huellas del silencio, con nuestros pies teñidos de sangre, ya no había amarillo, azul y rojo que nos guiara, solo el destilar del color rojo sangre espeso de los estudiantes caídos con su muerte, fueron cayendo frente a muchos que querían luchar; pero que ahora les atemoriza hablar, gritar, salir a la calle.....

Un año después nos quedan las huellas del silencio, deambulando por las calles de Venezuela.

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