Ruidos enmascarados que se apoderan de mi locura, cuando con
la hierba maligna me hacen escuchar voces y frases que no existen. Ruidos que
se apoderan del delirio de la conciencia y hacen un baile extremo de ideas surreales.
Ruidos que viajan en la mente perversa de mi demencia, haciendo que tu rostro
se multiplique, que sienta tus besos, tus manos adentrándose muy profundamente
en mí. Ruidos que me perturban, me hacen
llegar a la paranoia de confundir lo real con lo imaginario. Ruidos que escucho
de noche, como gritos de auxilio que me pides enfurecido por mi lejanía continua.
Ruidos que me envuelven para querer salir corriendo a buscarte, cuidarte y
amarte.
Maga
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