viernes, 10 de mayo de 2013

El número 18

 En aquella madrugada de diciembre, se aproximo un número, un número borroso, donde tuvo que coger sus gafas para ver escrito en ese botella de whisky a medio tomar, el número 18. Un 18 que sin duda, no iba hacer el último número en su vida; pero si un número par de esos que marcan su historia, como lo hizo el 4 o como llego hacerlo el 12. Un 18, explosivo, amante apasionado, vivaz, vital. El número 18, la condujo con sus provocativas palabras e intensidad visual a perderse entre las sábanas; sin darse cuenta de lo delicado que podía ser, el después. Una y otra vez, ella y su número 18, se veían semejantes; pero a escondidas, se atrevieron sin pensarlo mucho, a quererse como dos niños traviesos que juegan sin darle importancia a las consecuencias. Para ellos, no importaban las diferencias y las distancia que ambos tenían; pero es que ella con el número 18, no tuvo angustias, ni miedos, sólo danzaba como una bailarina, ronroneaba como una gatita perdida, gritaba de placer y placer, para ella ese número 18 es inolvidable.

Maga

 

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