jueves, 24 de marzo de 2011

En aquel tejado mojado

En aquel tejado mojado, dejamos los zapatos a un lado, para tumbarnos a contemplar las estrellas.

En aquel tejado mojado, nos fuimos hiriendo poco a poco.

En aquel tejado mojado, las estrellas fugaces eran las cómplices de nuestro amor.

En aquel tejado mojado, el agua caía; y con ella se llevaba las lágrimas, que acompañaba a la tristeza.

En aquel tejado mojado, nos quedamos sin aliento por los profundos besos dados.

En aquel tejado mojado, las tejas se rompieron sin avisar.

En aquel tejado mojado, contábamos las horas que nos quedaban para la despedida.

Maga

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