30 días multiplicados por dos, te había observado de lejos, sin saber tu nombre, ni tu origen, ni tu pasión, y muchos menos imaginarme a que te dedicas. Te había visto como un silente felino, llegar y hacer tu rutina; pero yo solo me conformaba, en verte de lejos, como un cazador cuando caza a su presa; y no sabia por qué razón había algo en tu andar, que me hipnotizaba tanto.
Y así pasaron los días, los meses y los años, hasta que de repente una noche de fuerte invierno, observando la lluvia a través de mi ventana, tumbada en mi cama, contando cada gota que caía, ví formarse cinco letras y a partir de allí le he puesto nombre a tu cara.
Ahora que ya sé tu nombre sigo observándote de lejos y tú sigues siendo ese gatito silente…
Maga
No hay comentarios:
Publicar un comentario