miércoles, 6 de octubre de 2010

¡Admiración!

¡Admiración!, esa palabra que nos suena mucho; pero lejos, a otros nos suena poco; pero cerca, se nos planta al frente sin saberlo, o sabiéndolo, negándonoslos a saberlo. ¡Admiración! que a veces nos hace daño, nos decepciona, nos traiciona, nos coloca vendas frías en los ojos, no nos deja ver la realidad. ¡Admiración! que nos traslada a la calma, nos motiva, nos hace creer, seguir, luchar, entender, nos da sentido a la vida, a los hechos, a la constancia. ¡Admiración! nos deja mirar el alma del otro, seguirlo, llegar a la espiritualidad, a un nivel distinto, sublime, mágico, intangible, pero que nos fortifica, nos anima, nos hace ser niños. ¡Admiración! no es elevar al otro, al padre, a la madre, al hermano, al amigo, a la pareja, al músico, al escritor, al cineasta, al actor, al político, al cura, a un ser humano, es que la admiración nos da esencia, nos permita nutrirnos del otro, sin distancias, que nos muestra lo que saben; sin nada a cambio, nos hace seguirlos; solo con su sinceridad, nos permita explorar su sabiduría intelectual, emocional, espiritual, social, laboral. El amor se traduce en eso, el amor es admirar al otro; sin admiración no hay amor, va acompañándolo, como los signos de admiraciones a las frases de exclamación, que sin ellos no tiene sentido la oración, así es la admiración para el amor, sin ella no hay sentido, no hay esencia , que dulce es la admiración, que alegre, que esencial ; pero qué difícil es conseguirla, mantenerla, conquistarla a lo largo de la vida, no temerle porque podemos ser lastimados por la admiración, contenerla con nuestras manos, que no se nos derrumbe, que no se nos desborone, que nos se nos desborde, que no se nos olvide, fugue, esfume. Puedes admirar; pero no olvidar, no puedes dejar de voltear y ser sorprendió por la admiración, ella está ahí, latente, suave, callada, escondida, sumisa, pero realzando su poder, defendiendo su territorio, luchando contra la realidad, la realidad que embarga a la distancia, porque el creer en la realidad fortalece a la admiración, ¡Admiración! pura, única, correspondida, sin pedirte nada a cambio, sin colocarte armas al cuello, sin ahorcarte, sin perturbarte, ¡Admiración! que se agota, acaba, muere poco a poco, ¡eso es mentira!, la admiración se va de golpe, se corta, se arranca como se arranca la raíz de la planta de la tierra, te hace olvidar, sanar, abrir los ojos, decepcionarte, consoladora de lo malo, recordadora de lo verdadero, de lo temporal, con su voz fuerte te hace despertar.

Gaby

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