domingo, 10 de octubre de 2010

Amores de Antes

Amores de antes, formados en plazas, en plazas alegres, rodeados de gente buena,
de retretas, donde la brisa traviesa acariciaba las melenas doradas de nuestras abuelas, filas y filas de caballeros andantes, buen mozos, emperifollados, perfumados, se instalaban para cortejar a las damas, miraditas frágiles que salían de esos ojos brillosos, esperanzadores que se posaban delante de nuestras abuelas, que semi tapadas con abanicos de colores les gritaban en silencio las ganas de bailar con aquellos muchachos que las amaban con solo mirarlas, que se hechizaban con su pureza, inocencia, ¡que épocas!...

Tiempos detenidos, únicos, tiempos a dos manos, donde las abuelas y los abuelos se comunicaban por carta, donde se esmeraban con su mejor letra y frase para enamorarse, tiempos de cartas, miles de cartas que se guardan en el cofre escondido, que duerme dentro del armario, postales de papel de pergamino, de pinceladas que dibujan las más profundas líneas cargadas de amor, amor sincero, de verdad, donde cada expresión tenía un sentido, un destino, un fondo, un propósito, amar; sin futuros perfectos, ni conjugaciones de verbos, ni llenos de mentiras ni de traiciones, solo presentes y futuros leales.

Ellas y ellos esperaban con ansias frente a la ventana al cartero, que se posaba delante de esos seres enamorados para darles respuestas de aquellos amores verdaderos. Ellas y ellos se sorprendían al abrir las cartas, aquella música ligera proveniente de la suave lluvia acompañaban sus lágrimas o sus sonrisas ¡Qué épocas!...

Tiempos donde los abuelos se vestían con el mejor traje,se perfumaban con Dior, iban con su ramo de abundantes flores y se plantaban en las ventanas de esas damas soñadoras, a cantarles melodías de amor, mientras ellas, semi dormidas se asomaban por la ventana tipo la Julieta de Shakespeare, a deleitarse con la voz de sus cortéjanos. ¡Qué épocas!...

Amores de antes, irrepetibles, puros, juntos, eternizados, para construir, para crecer, para querer, para creer, para dar hijos al mundo, para vivir, para escoltarse, para cuidarse, para envejecer y hasta para que cuando la memoria les falle, se acompañen.

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