miércoles, 27 de octubre de 2010

Dante e Isadora

40 años de edad, tez blanca, ojos grandes negros, barba larga, alto y delgado, lleva gafas de pasta negra, camisa negra, tejanos marrones, botas converse negros, boina negra, nombre Dante como el poeta italiano y creador de la “Divina Comedia”; pero Dante Gómez pintor y dibujante, residenciado en Alemania, visitaba México para trabajar en un proyecto de 3 meses . ^Por otro lado, Isa 35 años, mexicana, tez blanca, ojos pequeños marrones, baja, delgada, lleva gafas de pasta roja, vestido blanco, chaqueta de blues jeans, converse rojos, mochila roja, nombre Isadora, como la bailarina californiana y madre de la danza moderna, escritora de cuentos infantiles en la actualidad. Ambos tienen un problema visual en común, Dante ve desenfocado la parte superior de su visual e Isadora ve desenfocado la parte de abajo de su visual. Se encuentran en la sala de espera de la editorial Cometa, donde Isadora tiene una reunión con su editor y el futuro diseñador de los dibujos de su próximo libro infantil. Isadora no pierde de vista los ojos negros de mirada profunda de Dante y Dante no deja de mirar las caderas y pechos de Isadora. Al pasar una hora, en silencio continuo, la secretaria del editor llama a Isadora y a Dante, dándose cuenta ambos que vienen a lo mismo, a trabajar juntos. Luego de unas cuantas risas, intercambiadas por Isadora, Dante y el editor, cierran la negociación y concretan que tres veces por semana Isadora y Dante deben de reunirse para realizar los diseños de los dibujos del libro.

Isadora tres horas por dos días a la semana leía en voz alta páginas de su libro a Dante. A través de su dulce voz, Dante pudo trazar las líneas para realizar la ilustración del libro, cada vez estos dos seres se conectaban, se iban complementando. De dos horas por día, se convirtieron a cinco luego a 8, luego a 12, se multiplicaron los días que quedaban, el imán de ambos no dejaba separarse, cada vez que uno hacia el intento de alejarse, había una fuerza mayor que los atraía. Cada vez descubrían que eran un complemento, se daban cuenta que uno no valía sin el otro. Mientras uno le describía que veía arriba, el otro le describía que veía abajo. Así pasaron tres meses, no les dio tiempo de conocer defectos, solo virtudes, admirarse, ser cómplices, complementos, su tiempo fue transitorio, pero eterno, luego de una despedida emotiva, ambos estaban claros que no era su tiempo perfecto, no se dieron permiso al sufrimiento, ambos habían vivido un instante de sueños, habían tenido una conectividad que habían pasado los tiempos, el alma, uno le dio sus ojos al otro y viceversa. Y así, luego de un beso y abrazo profundo pudieron romper con imán magnético y separarse, el partía a Alemania y ella se quedaba en México.

1 comentario:

  1. Me encantaria tener una historia así....aunque yo tengo una mejor!!jajjaa

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