miércoles, 1 de diciembre de 2010

Diciembre

Mes de fiesta, alegría, familia, amigos, unión, todo es permitido; llorar, reír, querer, perdonar, mes donde el frío nos penetra en los huesos; pero tenemos a la familia que nos acobija con una manta gruesa de amor que nos da calor, unos no tan cerca; pero solo con una llamada, nos entra el fervor por el cuerpo y a la vez la nostalgia, mes de la buena mesa, de comida sin límite, donde las dietas del años y los kilos bajados son echados por la ventana, un olor a hallacas, a pavo, a pernil, a pan de jamón dorado, de torta negra, olor a licor, porque siempre hay una excusa para celebrar, no paramos de brindar por los logros obtenidos e incluso por las derrotas, aunque muchos, los que están en miseria absoluta no pueden imaginarse ni que es eso. Mes de nacimiento del niño Dios para los que creen en la navidad y para otros simplemente mes final del año, mes social, de compras, de consumo, a veces apariencias, nos morimos si no estrenamos un vestuario para el 24 o el 31, mes de tradiciones y mitos, si no usamos las bragas amarillas no tendremos fortuna, o rojas no nos llegará el amor, sino sacamos la maleta no viajaremos, sino nos comemos los frijoles, ni las mandarinas e incluso atragantarnos con las uvas del tiempo, no tendremos buena suerte. Diciembre, mes de reflexión, de reencuentros, de fiesta, de reivindicación, pero como llega de rápido, se esfuma velozmente, muchos desean que diciembre perdurara más en el tiempo, porque su adrenalina apodera la realidad y hace que sea un mes donde todo se deja pasar.

Gaby

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