miércoles, 1 de diciembre de 2010

Mi feminidad

Mi feminidad es lucida, brillante, latiente, no se queja, se planta frente al espejo desnuda, vestida, alegre o triste, se enfrenta a la gente, sus risas, burlas, elogios, falsedades y franqueza, a las miradas bandidas de la calle, a los silencio de la cama bajo la sabanas, a ellos o ellas, a sí misma, se explora, se conoce, revive, duerme, despierta, lucha día a día, cancela las reglas, se nutre de lo externo e interno de la vida. Mi feminidad se apodera de mi útero, de mis ovarios, de mi sexo, de mis senos, dándole la firmeza, de mi piel suave, de mi cara de mujer a veces deformada, de mi cuerpo, de mi alma, de mi cerebro que se deja llevar por ella, esa que me marca, que grita, que explota, desnuda, ferviente, no negociada, no comprada, ni alquilada, no reformada, no se estropea, no es asesina, no es interrumpida, ni aglutinada, no se marcha de mí, no me deja, no me abandona, no me traiciona, siempre está allí.
Gaby

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