jueves, 16 de diciembre de 2010

La coleccionista de piedras

Pilar desde muy chica se iba a las orillas del mar a buscar piedras, no descansaba hasta obtener rocas de diversos tipos, formas y colores. Así transcurrieron los años y Pilar se dedico a tallar piedras, de ellas hacia diversas figuras, que luego se las vendía a los turistas que visitaban la isla donde ella había nacido y aún vivía. Durante 31 años Pilar poseía miles de piedras que reposaban en el interior de su armario; pero su roca preferida era una volcánica de color negro, redonda y pequeña. Una noche tallando la figura de una mujer desnuda, bajo la luz tenue de su habitación, la brisa cálida que entraba por su ventana y el reflejo de la luna, decidió devolver todas esas piedras al mar. Fue por unas cajas para guardar las piedras y se fue en su furgoneta hacia la playa. Una vez que llego al mar, en las orillas fue lanzado una a una al agua, y cuando fue a arrojar la negra, la piedra se adueño de sus manos y no dejo que la tirase al agua. Desde ese día Pilar tiene adherida a su mano derecha una piedra volcánica.

Gaby

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