Dos mujeres en mi vida, una de chica, la otra de adulta, una mía, una prestada, una de pasado, la otra de presente, la primera con sabor a semilla recién molida, la segunda con sabor a vino espumoso, una de montañas, la otra de mar, una circular, la otra cuadrada, una con calles rotas, la otra con calles restauradas, las dos con mucha historia, mucha gente, mucha marcha, una con una estación, la otra con cuatro, una amnésica, la otra con memoria, una que se conforma, la otra que pelea, una de gente cálida, la otra de gente fría, ambas con un sol radiante, con la luz que baña sus rincones, una de músicos, la otra de pintores, una que se nos escapa de las manos, la otra que la mantienen nuestras manos, una rebelde, está irreverente, una sucia, la otra limpia, una casi muerta, la otra viva, una dominada por un déspota, está regida por idealistas, una censurada, otra libre, una cerrando puertas, la otra abriéndolas, una con amores, la otra no, una oscura, la otra lucida, una con olor a sangre, la otra con olor a vida, una con muchos amigos, la otra con pocos, una de color rojo, la otra con muchos colores, ambas con crisis, pero la primera le cuesta recuperarse, esta triste, una con Piccolo, la otra con Zepeling, la primera de raíces, la otra sembrándolas, una de sueños no realizables, la otra con sueños hechos, una para siempre, la otra de paso, ambas aún no lo sé, si de futuro.
Gaby
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