miércoles, 18 de agosto de 2010

Dos seres en silencio

Lugar: Parada de Nit bus n° 69. Hora: 2:45 a.m. Sophia sube al bus, entre dormida y despierta, entre borracha y cuerda, un poco seria, bastante callada, saca el ticket de su bolso rojo y pica en la máquina, va moviendo sus caderas de un lado a otro, mientras recoge su melena de leona, paraliza la mirada de los hombres con su alta estatura, piel blanca, ojos grandes y piernas largas. Al final del pasillo, se encuentra Roberto con su barba larga, su lentes de pasta que esconden sus ojos aguarapaos, su cabello al descuido, su piel morena, entre triste y alegre le clava la mirada en su centro y le dice mentalmente, ¡Oye guapa!, a mi lado hay una plaza vacía.

Sophia avanza escaneando las caras perdidas de los pasajeros, callada, tropieza con el pie de un señor tumbado en su asiento, lo mira y con un gesto, se disculpa. Ve a Roberto de lejos, elige sentarse en la plaza vacía, Roberto piensa: ¡Se acerca, y ahora que hago!, Sophia mentalmente: ¡Se podrá apartar, para yo tomar la ventana!, Roberto se mueve, se miran cara a cara, en silencio, como un tigre y el visitante del zoológico, con milímetros de por medio. Sophia voltea, ve por la ventana, la noche, la calle vacía, sólo las almas alegres de los fiesteros y empieza a tener un monologo interno: ¿En qué parada se bajara?, lo mira y se sonríe, él la mira de reojo e internamente respondo: Me quedan tres parada, sino le hablo la pierdo, ella sigue desvariando con su voz interior: ¿De dónde vendrá?, Roberto responde para él: he estado toda la noche con mi padre enfermo , Sophia toca lentamente su cuello y se dice a ella misma: ha estado con su novia, ¡es que todos tienen novias!. Del otro lado, el tigre, un tanto cansado, la mira y voltea, diciéndose: ¡buenas piernas, bella sonrisa, sexy melena!, Sophia suelta su cabello rojizo, tratando de saltar la reja, diciéndose a ella misma: sí me pongo coqueta, seguro que cae, del otro lado Roberto, con su voz de adentro: Si me habla seguro que caigo. Sophia: ¿Le digo mi nombre?, Roberto internamente: ¡Me llamo Roberto! y ¿tú?, Sophia con su monologo: ¡Hola, me llamo Sophia!, pero ambos cara a cara, dispuesto a llevar los pensamientos a palabras y las palabras a acciones, son interrumpidos por el chofer que les dice: Chicos, última parada, deben de abandonar el bus.

Roberto se levanta, Sophia lo sigue, salen del bus, Sophia gira al lado derecho, Roberto hacia la izquierda. Sophia voltea, Roberto retrocede, corre hacia ella, Sophia lo mira, se acerca, saca de su bolso un papel blanco y un grafito, escribe: ¡Hola, me llamo Sophia! Roberto se da cuenta, que nunca Sophia podrá llevar los pensamientos a palabra habladas ni con él, ni con nadie, solo con gestos, con letras, con líneas, ahí, los dos mudos, dos seres en silencio, Roberto toma el papel y le escribe ¡Hola, me llamo Roberto!.

Gaby

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