martes, 17 de agosto de 2010

La fémina, la hembra, la reina, LA SALSA, la salsa de mi tierra.

Un lugar escondido en las calles nocturnas del Caribe, empezó de papel y se transformo en concreto, invisible y visible, quieto y agitado, del sabor, de los grandes, de los sueños, de lo armónico, de la risa, de lo mixto, del origen, de la tierra, del encuentro, de honrar a la fémina, a la hembra, a la reina, LA SALSA. El templo salsero, entran y salen viandantes de la noche dispuestos a mover su cuerpo, a conquistar a la hembra del sabor, LA SALSA.

Aquel bareto de olor y sabor Maní, testigo de encuentros frenéticos, cuerpos calientes que se tumban de un lado a otro, pies y caderas que compiten para ver quien es el más ágil, mujeres y hombres poseídos por un ritmo, encantados por ella, por la fémina, por la hembra, por la reina, LA SALSA. Hombres y mujeres haciendo malabarismo latino, cerca a cerca, intercambio de sudor, de olor, de respiración, de magia, de palmadas, de sonrisas hasta de besos, y allí está la fémina, la hembra, la reina, LA SALSA como la dueña siendo servida por los vivientes.

La cueva de aderezo, a sonar los cueros, a mover el viento, produciendo la descarga eléctrica en los bailantes desmedidos que se van entregando a ti, en aquel botiquín eterno. Un submundo, donde nada te molesta, te perturba, hombres y mujeres hechizados por las voces y el sabor de la música de Segundo, de León, de Bládes, de Fuente, de Colón, de Pacheco, de Lavoe, de Rivera, de Feliciano, de Santa Rosa, de La Sonora Matancera, de la Fania, del Gran Combo, de la grande Cruz, padres y madre de esa fémina, de esa hembra,de esa reina, LA SALSA.

Un sabor tangible, masticable, un verdadero guateque, hombres y mujeres, rápidos y lentos, vueltas y vueltas dan, de un lado a otro sin parar, sin pedir permiso, ni disculpas, pasos acordes o no, lenguaje corporal, metal, probando el condimento de los comienzos, comienzos que dieron origen a la fémina, a la hembra, a la reina, a LA SALSA.

Hombres y mujeres amarrados por tu ombligo umbilical, como una fémina fuerte, dura, extrema, la hembra, la reina LA SALSA, la salsa que no se ve, pero se goza, la salsa que no se come, pero se baila, la salsa que se escucha, se canta, la salsa de mi tierra, la hembra que nos une sin importar el sexo, la edad, el color, la ideología, el peso, el tamaño, la salsa de mi tierra, la fémina, la hembra, la reina, LA SALSA, la madre del sabor. Al cerrar las puertas de aquel lugar de concreto con olor y sabor Maní, duerme la fémina, la hembra, la reina, LA SALSA, la salsa de mi tierra.

Gaby

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