Aquel delirio, aquel éxtasis, aquel placer que sintió mi cuerpo aquella noche vestida de estrellas, que más tarde se reflejaron en mi piel mojada. Movimientos suaves y lentos iban y venían que entraban por la boca de mi feminidad haciendo un estallido de goce dentro de mí. El ruido silente de la naturaleza que me acogía sumergida en lo profundo de tu existencia, sin toparme con ningún ser viviente que habita tu mundo. La dureza de tu tierra, me daba la firmeza que necesitaba, que buscaba y lo disfrutaba. Allí sin más nadie, solo tú y yo, el cielo como testigo, el agua como placer…¡ay mar Cantábrico! ¿Cómo olvidarte?, si me diste mi primer orgasmo marítimo.
Gaby
No hay comentarios:
Publicar un comentario